domingo, 11 de febrero de 2024

La lectura en los recuerdos

 Hoy no les voy a presentar ningún libro patagónico. Hoy les voy a compartir una historia personal.

Este año, con Hugo, mi marido cumpliremos 56 años de matrimonio. Cuando nos casamos nos fuimos a vivir a Cochrane, un pequeño poblado en ese entonces de no mas de cuarenta casas y la mayoría de ellas desocupadas, ya que sus dueños eran personas del campo que solo vivían en el pueblo en la etapa escolar para que sus hijos puedan asistir a la escuela. Cochrane estaba muy aislado y mi marido, funcionario de Vialidad, era el Inspector de las obras viales, por lo que pasaba mucho tiempo en terreno. En ese entonces se estaba construyendo el camino hacia Puerto Bertrand y además, había que mantener el camino hacia la Entrada Baker, en la frontera con Argentina, que era un camino sumamente necesario para  poder salir en caso de que no llegara avión y además, era el camino que nos abastecía de los víveres que se enviaban en camiones. Las inspecciones se hacían a caballo. Vialidad no tenía ninguna máquina y  solo contaba con 7 u 8 caballos en los cuales el inspector y los trabajadores viajaban y llevaban la dinamita, los fulminantes, y los víveres para las faenas. La mayoría de los trabajadores tenían caballos propios,  por lo tanto, aparte del caballo que usaba el inspector, los caballos fiscales se usaban para esos menesteres de los que les he hablado.

Pasaba la semana completa sola en la pequeña y rústica casita fiscal que además de servir de casa habitación  para el inspector, servía como oficina.

No conocía a casi nadie y mis días eran eternamente largos. Luego de un mes de vivir allí, salimos a Coyhaique para que Hugo retirara los sueldos del personal. En Coyhaique nos encontramos con una empresa llamada Unilibros, de la cual yo era cliente, Fuimos con la intención de comprar dos o tres libros, pero nos entusiasmamos ( me entusiasme) y salimos felices con la siguiente compra:

4 tomos de las Batallas decisivas del mundo occidental,

8 tomo de las novelas de Zane Grey

6 tomos de las novelas de Archibald Cronin, y 

4 tomos con las novelas y las biografías escritas por Stefhan Zwaig.

Ni les cuento la retada que nos llevamos en la casa de mis suegros. Estábamos recién casados y no teníamos nada, pero compramos libros como locos.   La verdad es que jamás me arrepentí de esa compra .  Esos libros y otros pocos que yo había llevado desde mi casa, fueron mi compañía en los largos días en que estuve sola. Las Batalla decisivas del mundo occidental eran mi pasión, con Cronin conocí el mundo de la medicina de los pobres y de los galeses en Inglaterra, Con Zane Gray aprendí de la colonización del Oeste norteamericano y con Zwaig, leí las mejores biografías de grandes personajes y bellas novelas.

Es cierto, no teníamos nada y esa compra, que fue bastante onerosa, pudo haber sido de cosas para el hogar, pero... nosotros éramos y somos felices con muy poco, y la lectura, es sin duda alguna un bálsamo para el alma