lunes, 5 de enero de 2015

Mi amigo Lucas Bridges





¡Como pasa la vida!. Han transcurrido ya más de trece años desde que comencé a gestar la idea de escribir sobre don Lucas Bridges. El personaje me era atrayente y de alguna manera mi historia familiar estaba unida a su historia, a su presencia en la zona del Baker. Al casarme y teniendo 22 años, nos fuimos a vivir a Cochrane en ese entonces un pequeño e incipiente pueblo. Allí hice muchas amistades, gente de mi edad y gente mayor con la que me gustaba tener largas conversaciones. Por mi familia  yo tenía conocimiento de Lucas Bridges, pero los relatos eran antagónicos y eso era muy atrayente. En Cochrane tuve la oportunidad de oir muchas historias sobre él, pero mis principales fuentes fueron don Honorio Ampuero y don Alfredo Stange. Ambos habían trabajado muchos años en la Estancia Baker y luego Estancia Lago Bertrand. Don Honorio era uno de los más antiguos pobladores y  se había desempeñado como peón, carretero, capataz desde 1919, en tanto don Alfredo había llegado aproximadamente en 1924 y se había desempeñado como carpintero. Ambos eran conocedores y seguidores de Lucas Bridges, digo seguidores no el sentido de fans, si no de su  forma de trabajar, de tratar a los trabajadores, de ponerse al frente en todas las faenas. Ambos decían haber aprendido mucho de don Lucas.
Durante tres años  anduve buscando información y entre muchas personas entrevisté a mi amiga la señora Dafne Fugellie, cuyo padre había sido contador de la estancia, en donde ella conoció a don Eduardo Lancaster con quien contrajo matrimonio. En mis andanzas, recibí distinta versiones, algunos lo describían como un hombre hosco, otros como una persona muy cordial y generosa. Yo lo encontraba un personaje interesante como para relevar y revelar su historia, ya que por todo lo escuchado e investigado sabía que él había sido el gran impulsor del desarrollo de la zona del Baker. En el año 2004, a través de un proyecto FONDART ( Fondo Nacional de desarrollo de las artes) publiqué la primera edición del libro con un tiraje de 1.000 ejemplares editados en Temuco, luego se hizo otra edición a través de don Douglas Nazar de Punta Arenas, también de mil ejemplares y una edición en inglés de 500 ejemplares y posteriormente una edición de lujo que hizo la empresa HidroAysén, de 500 ejemplares . Esta edición de lujo me acarreó la enemistad de algunas personas que se oponían a las represas, pero a su vez me dio la oportunidad de llegar a un público distinto.
He titulado esta entrada como Mi amigo Lucas Bridges, porque al final, este libro  atrajo a muchos y hasta hoy me siguen pidiendo de diferentes partes del mundo ejemplares del libro que ya está agotado en todas sus versiones. Pero lo he llamado "mi amigo", porque  Lucas Bridges, me hizo conocer a personas que hoy se han transformado en grandes amigos , con los cuales me escribo y  con algunos de ellos hemos cultivado una amistad que ha perdurado con los años.
Comienzo el 2015 con el ánimo de presentar todos los libros que no presenté en el 2014 y lo hago recordando en la imagen la primera edición del Lucas Bridges. El señor del Baker, porque sin duda alguna este libro me ha regalado grandes momentos y me ha permitido a través de los años conocer más al personaje, de encontrar nuevos antecedentes, de cooperar con otros investigadores que se interesan en el tema y de mostrar  una vez más, que la iniciativa privada muchas veces sobrepasa el quehacer del Estado . Lamento, eso sí, que todo lo realizado por don Esteban Lucas Bridges en el Valle Chacabuco, comience a perderse en el recuerdo ya que los nuevos dueños, también extranjeros como el propio Lucas, no tienen interés de preservar y conservar la memoria histórica de esa zona.
¡Feliz 2015 a todos los lectores de este blog!