domingo, 15 de noviembre de 2009

Mi Quinto libro





Este es uno de mis libros favoritos. Contiene testimonios de mujeres de Aysén de varias épocas. Son testimonios muchas veces desgarradores. Fue prologados por mis hijos Valko y Pedro. Transcribo esos prólogos, uno en prosa el otro en verso, porque sencillamente me encantan. El libro está agotado pero pronto saldrá la segunda edición.
El Prólogo de Valko

La memoria histórica es endeble, proclive muchas veces al olvido o simplemente injusta. Hoy se reconoce que no todo lo importante esta en nuestros libros de historia y que se nos va quedando en el camino muchas veces lo sustancial. Es justamente aquí, en donde cobra importancia el historiador de la historia nuestra, de la historia “pequeña”, de la historia cercana. No cabe duda, que la historiadora Danka Ivanoff, ha resaltado en ese aspecto. Nos llevó primero a recorrer las pampas esteparias con su Guerra de Chile Chico, nos adentró en el bosque austral y el misterio de la Isla de los muertos y no trajo al presente a un Personaje de esos grandes que tuvimos por allá, por el Baker; Lucas Bridges, el señor del Baker. Sus Libros son un apéndice de lo que ella es. Sencillez en el lenguaje, seriedad y respaldo en las afirmaciones, amenidad en el relato y sobre todo honestidad con un estilo, su propio estilo. Y hoy nos presenta su nueva obra y me enorgullece prologarla, no solo porque soy su hijo y testigo de sus afanes y su dedicación, sino porque soy un patagón agradecido de aquellos que nos quieren explicar el presente y nos quieren dejar un futuro, rescatando nuestro pasado.

Es claro que la historia durante mucho tiempo se ha escrito desde la mirada del varón. La mujer aparece solapadamente y casi como un personaje secundario, que salvo contadas excepciones, tiene algo que decir, hacer o pensar. Asistimos entonces a una lucha permanente de la mujer por derrotar la invisibilidad que le pretende dar la historia escrita. Es en este contexto en donde el libro “Huellas de Mujer, Memorias y Testimonios Femeninos de Aysén” de Danka Ivanoff Wellmann adquiere su mayor valor. No solo son historias de mujeres patagónicas- ayseninas, no solo son reseñas de proezas, sacrificios y andanzas por estas tierras, no solo son historias y complicidades, compañía y sosiego, amor y frustración. Danka Ivanoff no invita a una reflexión mayor. Nos invita a pensar en estas mujeres como protagonistas, no tan solo de su pequeña historia, sino que en la suma, pensar en la historia de nuestra región. No cabe duda que el poblamiento y desarrollo de Aysén fue hecho por hombres y mujeres. Juntos fueron construyendo sus poblaciones, juntos fueron haciendo caminos, talando bosques, trabajando la tierra y juntos también supieron de sus alegrías y sus tragedias. Es claro que hemos resaltado siempre mas el rol del hombre en esta tarea, tal vez porque asociamos a esta lucha con el medio, la fuerza masculina. Pero… ¿Quién hoy negaría el trabajo anónimo de muchas mujeres ayseninas, no solo en la crianza de hijos y la casa, sino también, cuando le toco asumir los desafíos de llevar las riendas del hogar ante al ausencia del marido? ¿Quién podría negar el tesón, el apoyo que daba la mujer ante los desafíos que se emprendían y que a veces parecían inalcanzables?, ¿Quién no reconocería el emprendimiento, la iniciativa y la fuerza de mujer que hoy está presente en muchas de las obras de desarrollo de nuestra región? En fin, Danka Ivanoff nos invita a no olvidarnos de lo esencial; nuestra historia tiene rostros, y muchos de ellos, son rostros de mujer.

El Poema de Pedro


Veo un faro invisible, un derrotero en el tiempo,
una luz casi imperceptible pero imperecedera
que define suavemente
el contorno cálido de un rostro.
Una luz que ha traspasado la distancia de cien años
y en su largo viaje,
un testimonio indestructible
se devela en la esquina concurrida
de cada pueblo, de cada barrio,
de cada habitada casa de mi región.

Veo una luz que guarda celosa
el rastro marcado de voces,
de suaves manos acariciadoras,
de esfuerzo pionero,
de melódicos cantos acompasados
por el suave murmullo
de leñosos coigues arrullados por el viento.

Veo una traza eterna en el cielo
todo acolchado de nubes,
una presencia constante
dibujada con pomposas fumarolas
desbocadas de acalorados braseros y fogones
que irrumpen desde el frío suelo de nuestro blanco tapiz invernal.

Veo en los ríos y lagos de mi tierra
una constante de sábanas blancas
de ropas estrujadas como velas insufladas,
como remolinos eternos de lavaza y jabón.

Veo en el suelo primaveral
una alfombra de flores y de chilcos
y un verde huerto acompañando el apurado paso del tiempo,
en los pies de apurados niños polvorientos.

Veo en el crepitar de los leños al fuego,
un calor acogedor,
un abrigo de aromas
de sopaipillas y pan amasado,
un rumor de hojas
que se descuelgan tras las ventanas
pintando el amarillo mosaico de las frías tardes otoñales.

Veo en las cosas, en el tiempo, en los colores y en las personas,
esa sutil manera de portar un testimonio

Veo en ello la delicada presencia
de aquellas que forjaron nuestro abrigo,
nuestras ganas de quedarnos,
nuestro temple, nuestro esfuerzo.

Veo en ello lo que nos hizo crecer
un suave vestigio, una velada evidencia,
una sonrisa generosa
dibujándose en el silencioso paso del tiempo
Veo…claras Huellas de Mujer

4 comentarios:

Beatrice dijo...

¡Qué orgullosa debes sentirte de unos hijos que escriben así! y además han prologado el trabajo de su madre.
Esperaré esa nueva edición de Huellas de mujer, estoy segura que me encantará.
Un abrazo
Beatriz

Anónimo dijo...

Danka qué bonito escriben tus hijos, qué emoción debes sentir.
Me ha encantado, qué pena que esos libros nunca lleguen por aquí.
Me conformo con leerte e imaginarme todo.
Un abrazo
Teresa

Danka Ivanoff dijo...

Beatriz y Teresa: Gracias por vuestra visita. Si, me siento muy orgullosa de mis hijos y muy feliz de que ellos hayan aceptado prologar este libro, cada uno a su manera, Valko desde su mirada de profesor de historia, siempre enseñando, y Pedro desde su alma de poeta.
He estado muy floja en esto de seguir poniendo libros ya que no deja de ser trabajo el scanear y subir, pero ya nos pondremos al día, faltan muchos libros de Aysén para dar a conocer. Un abrazo a ambas

Anónimo dijo...

Donde encuentro este libro??